Venezuela: ¿país rico?

I

Por mucho tiempo los venezolanos hemos vivido bajo la creencia de que Venezuela es un país rico. Incluso hoy día, en medio de la peor de nuestras crisis económicas, la consigna se sigue repitiendo: Venezuela es un país rico que por una mala gestión pública atraviesa un grave colapso económico.

La frase, en realidad, esconde una idea que por abreviaturas del lenguaje no se incluye de manera expresa: Venezuela es un país rico "pues tiene las mayores reservas de petróleo del mundo". Esto es, que la riqueza de Venezuela es la riqueza de nuestras reservas petroleras.

Para el venezolano, el petróleo ha sido una especie de El Dorado, una fuente de riqueza ilimitada. Alcanzar esa riqueza y hacerla disponible a todos los venezolanos, fue una parte importante del pensamiento político que comenzó a formarse hacia fines de la dictadura de Gómez. La "venezolanización" del petróleo fue así la promesa de repartir la riqueza petrolera entre los venezolanos.

Sin embargo, la "venezolanización" del petróleo nunca permitió asignar el petróleo a los venezolanos. Por el contrario, la nacionalización de 1975 asignó el petróleo al Estado, o más en concreto, al Gobierno Nacional. Como resultado de ello, Venezuela quedó organizada como un Petro-Estado. El mito de El Dorado fue secuestrado por el Gobierno Nacional, quien se apropió de la "riqueza petrolera". Y entonces, El Dorado dejó de ser la promesa de acceso al petróleo, para pasar a ser la promesa de acceso a la renta petrolera a través del Gobierno Nacional.

Fue así cómo la sociedad venezolana comenzó a depender del Gobierno Nacional. Y como dijo Roscio: toda forma de dependencia es esclavitud.

II

Sin menoscabo de los logros alcanzados desde 1958, debe reconocerse que el Petro-Estado afectó negativamente el desarrollo económico, social y democrático de Venezuela. La crisis de 1983, con el llamado "viernes negro", evidendió el fin del mito de El Dorado.  Un año después se intentó revertir el colapso mediante la creación de la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE), cuyas propuestas, sin embargo, no lograron implemenarse.

Y entonces llegó Chávez.

No es posible analizar el chavismo como movimiento político sin incluir la influencia del Petro-Estado y del petróleo, en ese orden. Chávez comprendió muy bien que el petróleo es antes que nada fuente de poder político, y que las instituciones del Petro-Estado podían emplearse para construir un modelo autoritario. Y eso fue precisamente lo que Chávez comenzó a hacer en 2003, apoyado por un muy debiltado Estado de Derecho -luego del proceso constituyente de 1999- pero sobre todo, por el boom petrolero.

Para aprovechar ese boom Chávez eliminó la autonomía de PDVSA y del BCV; promovió el endenudamiento público y desvió el ingreso petrolero a fondos extra-presupuestarios, adquiriendo así control directo sobre tales ingresos. El llamado socialismo del siglo XXI se basó en la distribución de la renta petrolera por mecanismos opacos e ineficientes que permitieron construir un modelo autoritario a través del reparto clientelar de la renta petrolera.

Fue así como el mito de El Dorado volvió a aparecer. Los venezolanos nos creímos la historia de un país que, ahora sí, era rico, pues "ahora el petróleo es todos". A decir verdad, en ese mito no solo cayeron los venezolanos, sino también los organismos internacionales que premieron a Venezuela por su contribución en el cumplimiento de las metas del milenio.

III

El modelo socialista destruyó la economía de mercado y la capacidad de producción de PDVSA, dejando al país con una enorme deuda pública. Ello llevó al colapso de los ingresos fiscales petroleros, con importantes restricciones para acceder al financiamiento internacional, visto el sobre-endeudamiento promovido por Chávez. La respuesta del régimen de Maduro fue un dramático recorte de las importaciones manteniendo los controles socialistas centralizados sobre la economía. Lo anterior condujo a una crisis económica caracterizada por el desabastecimiento y la escasez, que degeneró en una emergencia humanitaria compleja. Sin acceso a financiameinto internacional, y sin disposición a emprender reformas económicas, el régimen de Maduro utilizó al BCV y a PDVSA para financiar el déficit fiscal, lo que terminó en la hiperinflación.

IV

Por dos veces el mito de El Dorado se ha desmoronado. En 1983 ese mito se desmoronó sin que se lograsen implementar medidas efectivas para la reforma del Estado. Luego, a partir de 2014, el mito volvió a desmoronarse, ahora, en medio del peor colapso económico de nuestra histotoria, que está convirtiendo a Venezuela en un Estado fallido.

Ya va siendo hora, por ello, de abandonar el mito de un país rico por sus reservas petroleras. Es el momento de construir un país cuya riqueza resida en sus ciudadanos y en su capacidad de emprendimiento económico.

Es momento de desmontar al Petro-Estado.